05 junio, 2012

Érase una vez, alguien corría, alguien corría diciendo tan rápido como podía ‘Me tengo que ir… me tengo que ir’. Érase una vez, nos separamos, tienes en tus manos las dos mitades de mi corazón. Érase una vez, ardíamos, todo lo que parecíamos hacer es pelear una vez tras otra, tras otra. Érase una vez, en el mismo lado, el mismo día. Y ¿por qué tuviste que irte y arrojarlo todo a mi fama?
Pude haber sido una princesa y un rey, pude haber tenido un castillo y usado un anillo pero no, me dejaste ir… ¡Y robaste mi estrella! Porque me heriste, realmente me heriste...