Me gusta convencerme de que las cosas o en su mayoría están bien o van a
estarlo, pero no es igual de fácil cuando involucran a otras personas que no
sean yo. Me cuesta cuando se trata de personas con una perspectiva bastante
distinta a la mía, cuando su negro tapa casi completamente mi luz prohibiéndole
iluminar, cuando siento que la única forma de hacerles ver lo mismo que yo es entrando
en su mente.
Por momentos me siento la persona más amada del universo, que no
necesita nada más que eso porque con eso lo tiene todo; porque todos bien
sabemos que si eso no existe, el resto no vale la pena. Pero cuando eso no
pasa, todo se derrumba, siento que ningún lugar me corresponde, que estoy
perdida en mí y todo se dificulta porque nadie está en mi misma sintonía,
porque las únicas personas que podrían salvarme simplemente tienen ganas de
herirse por pasatiempo.
¿Qué debo pensar de los demás si tengo miedo de que una de las personas
que más amo en el mundo piense lo peor de mí y se lo guarde solo por hacerme
sentir bien conmigo misma hasta el día en que no pueda aguantarlo más y lo use
como última bala?
Sin embargo, prefiero ser yo la lastimada, porque soy la que opta por
hablar de cosas lindas e ignorar las feas, y sé que pronto voy a volver a
convencerme de que todo está y va a estar bien.