¿Cómo explicar que ya nada es lo que era ni lo va a ser?
Bueno, eso seguramente sea lo obvio. Que ya nadie lo es. La película de Los
Hechiceros de Waverly Place podría ser una tonta película de Disney más, pero
no lo es para mí. Cuando la familia de Alex comienza a olvidarla siempre me
partió el alma, a tal punto de llorar en el final cuando su mamá la recuerda.
Tal vez temía justamente a eso, a que me olviden. Ojalá fuera tan simple como
eso, que me olviden por completo; los extremos no me molestan, me molesta la
falta de honestidad. La misma honestidad que crea la confianza y la seguridad
que perdí hace tiempo en cualquier persona. Probablemente sea egoísta y mil
adjetivos horribles más por querer a la persona que me crió de vuelta. No
significa que quiera que vuelva toda la miseria a su vida, pero me cuesta ver a
la persona que criticaba tantas cosas ahora hacerlas. No significa que
considero que esté mal, significa que crecí con una versión de una persona que
se jactaba de muchas cosas y ahora resultó ser todo lo opuesto, y ya no me
queda nada a lo que aferrarme cuando lo necesite. Me quedé con el recuerdo de
una persona que ya no existe y que jamás volverá.