04 mayo, 2017

El beneficio de la duda

Tardé menos de lo que pensaba, y tal vez de lo que quería.
Hace cuatro años, en un libro me encontré con “el beneficio de la duda” y a decir verdad, poco sabía y sobre todo poco entendía de él. Desde que descubrí su verdadero significado, supe reconocerlo, amarlo y convertirlo en un estilo de vida, en ocasiones.
No sé si fue no haberlo visto durante cuatro horas seguidas el día que correspondía o qué, pero si bien esperaba con ansias que ayer llegara y no me pasó desapercibido cuando lo vi, algo sucedió cuando atravesé la puerta de esa aula. Aunque me haya vuelto estúpida como siempre, los síntomas fueron disminuyendo; tanto que me encontré revisando la actividad de los que sigo en Instagram, buscando la suya, y no entendí porqué lo estaba haciendo. Es la rutina, la costumbre que ya había adquirido producto de la obsesión, no quedaba nada más que eso.

A partir de hoy dejé de buscarlo, voy a dejar que todo fluya y que el tiempo me muestre si vale la pena o no. Muchos dirán que no debería esperar que me llueva del cielo, que busque y luche por lo que quiero, pero una vez más no sé lo que quiero. Bah, sí, capaz sí sé. Quiero quedarme con el beneficio de la duda, sin tomar ningún riesgo simplemente porque no penetra lo más profundo de mi ser, porque no siento que la recompensa sea la gran cosa, no creo pensar que es una buena idea durante un tiempo lógico.