17 enero, 2019

Don't grow up, it's a trap

Cuando era chica, escuché muchas veces que los ancianos son sabios y que los padres de uno son nuestros ídolos, tanto que me parecía casi una obligación pensarlo también, aunque me costaba creerlo y me culpaba por eso. Suponía y supongo que la rara era y soy yo, porque no puedo compartir esas teorías. A medida que pasa el tiempo solo puedo afirmar cada vez más que los ancianos y los padres no dejan de ser personas con aciertos y equivocaciones, y tener esos títulos no los convierte en seres superiores a uno, ni a sus pensamientos en verdades irrefutables.

Cuando crecés, te das cuenta de que nada es lo que parecía. Ya no sabés si te cambiaron la realidad o simplemente abriste los ojos, o si te criaron con un pensamiento que con el correr del tiempo les dejó de importar pero a vos no. Esa crianza pierde sustento cuando ves que no es mantenida en el tiempo y es demasiado tarde para querer adquirir una propia dado que en ningún momento la consideraste tan errada.