08 febrero, 2019

Remontar el barrilete en esta tempestad solo hará entender que ayer no es hoy

Parece que te olvidaste, entre otras cosas, cómo ser madre, cómo ser mi mamá siendo más específica. Ser madre no es desearme un buen día cada mañana ni preguntarme por dónde ando, tampoco lo es llevarme y traerme de lugares, es parte. No es egoísmo porque cada rato o espacio que “compartimos” significa que cada una esté en su mundo; no son celos porque mi reacción es nula ante absolutamente todo lo que te pasa; es realismo. A vos te gusta y te hace sentir bien pensar que nuestra relación sigue siendo la misma de siempre, que todo está bien, que vas por el buen camino; a mí no me sale eso de ser deshonesta conmigo. Somos dos desconocidas que conviven e intercambian la mínima cantidad de palabras, cada día menos. Aunque parezca que no tengo sentimientos, lamentablemente no es tan fácil deshacerse completamente de ellos.
Mi concepción acerca de vos cambió hace rato, eso no quita que puedas ser conmigo la que siempre fuiste. ¿No extrañás lo que teníamos? Sé que nunca fui muy expresiva y que no es fácil relacionarse conmigo, pero amaba tus intenciones de sacarme una sonrisa o compartir momentos juntas. Ya no queda nada de eso y de alguna manera no me asombra tanto porque me lo busqué y me preparé para que suceda algún día, pero pensé que esa incondicionalidad estaría intacta eternamente.
No voy a reaccionar, no voy a decirte nada porque no quiero arruinar lo que sea que por fin estés logrando sin mí, no quiero convertirme en un inconveniente más.
Todavía me acuerdo de cuando iba a primaria, una vez me dijiste que no vaya al campamento, que me quede con vos, que íbamos a hacer cosas juntas. No fue tan difícil convencerme. Vos más que nadie debería conocerme, y si lo hacés, y si no te importa como parece, así será.