La
verdad que tu manera de ser me tiene totalmente conforme y más,
orgullosa también, pero no podemos seguir así. O sí. O no.
La
verdad es que no es algo de vida o muerte, y si pasa es porque tiene
que pasar, aunque a veces no está tan bueno quedarse con la duda y
otorgarle al destino todos los créditos. No del “qué hubiera
pasado si...”, más bien con la del “y si me perdí de tal cosa
que ‘quería’ por...”.
No sé
cuál es la razón. ¿Cobardía? ¿Miedo? De momento solo puedo
pensar en “falta de control”. Me cuesta dejar el libre albedrío,
sobre todo este caso.
A veces
me gustaría que alguien más que yo bajo los efectos del alcohol me
poseyera y tome las riendas de mi vida por un breve instante, o que
aparezca la excusa perfecta para que nada quede forzado e indiscreto.
Más
impotencia aún me genera cuando siento algo tan cerca pero tan
lejos, tan posible e imposible al mismo tiempo, tan poco espontáneo
que me obliga a querer forzarlo y no esperar a que naturalmente
suceda por miedo a que no suceda.
Les
presento a mi círculo vicioso, único en su especie, inigualable e
incomparable.