Últimamente
me encuentro con un pensamiento recurrente que, si bien ya lo conocía, ahora
ocupa espacio más seguido.
¿Alguna vez se pusieron a pensar en lo cercano que parece algo y lo lejano que
está al mismo tiempo? Tal vez la cercanía es física o mental porque realmente
parece que solo basta un paso para obtenerlo, pero no. O sí, pero ese paso es
más largo que cualquier otro.
Imaginen lo tan estrechas que pueden estar dos cosas de cruzarse o suceder y
que finalmente no suceda, jamás.
Por ejemplo, una persona que pierde a su mascota y la busca por cielo y tierra,
y una persona que busca al dueño/a de la mascota por cielo y tierra. Nunca se
cruzan, la mascota nunca vuelve a ver a su dueño/a, pero las intenciones de que
no sea así estuvieron. Espero no haber jodido otra mente.
Me hace mal pensar en todo eso y en lo que el destino influye. Ojo, a no culpar
al destino de todo lo que no sucede o sucedió, muchas veces depende de que
nosotros hagamos que suceda, y si no sucede, quizás podamos culparlo.